Emilia es una joven necochense, reconocida por ser atleta: corrió el IronMen, participó y finalizó la competencia RíoMar donde desapareció Ezequiél Bermejo, entre otros méritos. Hace 10 díás decidió viajar a Italia para hacerse la ciudadanía: "llegué el 2 de marzo y la situación ya estaba complicada, todos los trámites para meter los papeles costaron el doble, muy pocos empleados trabajando y con mucha paranoia con el contacto físico, no podían entrar más de tres personas a los establecimientos, la gente debía esperar afuera con mucho frío porque acá es invierno... Pero la gente igual seguía en la calle y se veían pocos barbijos, en la calle y en los comercios se veía normal movimiento".

Lo que cuenta Emilia fue en la ciudad de Bergamo, una ciudad italiana hacia el noreste de Milán, en la región de Lombardía, donde hubo muertos por Coronavirus. 

Luego se fue a vvir a Bolbeno: una pequeña comuna en la región de Trentino-Alto Adigio: "Está en medio de la montaña a 700 metros de altura y tiene 300 habitantes, la mayoría ancianos, es muy tranquilo... La idea de venir acá fue porque al ser un lugar tan pequeño los trámites siguientes serían rápidos en comparación con otros lugares de Italia", explica Juliano sobre su objetivo. 

Sin embargo, cada día que pasaba se iba complicando mucho la situación: "en el municipio hubo buen trato, muy bien predispuestos a ayudar con la carpeta... pero ya pasaron 10 días y el paso más importante final, no está ocurriendo por el virus", relató y agregó que aun debe asistir a su casa un "vigile", un policía que corrobora que está viviendo donde expresa: "hay que esperarlo de 8 a 18hs sin poder salir de la casa esperándolo, y hasta el 3 de abril que termina la cuarentena no creo que venga", detalla con frustración

"De cualquier manera tampoco puedo ir a ningún lado, si estás en la calle caminando te obligan a volver a la casa, y si te paran en vehículo y no es por una emergencia podés ir preso y te hacen una multa muy costosa", resumió.

"Acá Bolbeno de por sí no es muy divertido, pero hay un pueblo al lado donde están los comercios, y fue cerrando todo de a poco, hasta hoy que ya no hay nada abierto y realmente no hay nadie en la calle", describe. Agregó que además "los italianos son muy estrictos con la ley y las reglas, están todos en sus casas muy preocupados por la salud de los más grandes que son los más vulnerables, y muy preocupados también por la economía, no están trabajando y temen perderlo.

Siempre el lado positivo

Para Emilia no todo es frustración, ella siempre encuentra el lado positivo: "Me tocó estar en un "buen lugar", aislado de por sí en medio de la montaña, no tengo contacto con gente, Salvo que vaya a Tione di Trento que queda a 1.5km que es donde está el supermercado...  Yo salgo a correr todos los días por las montañas para distraerme un poco, seguir con mi rutina de entrenamiento y mantener las defensas altas, tomar aire fresco y sol que es fundamental", explica.

"Hasta hace unos días podía tomar colectivos hacia otras ciudades para conocer, pero ahora si no es una urgencia no se puede estar en las calles de las ciudades
... los italianos que conocí en el gimnasio antes que cierre y en las ciudades están todos deprimidos y muy asustados por como puede repercutir en los próximos meses todo esto". 

Finalmente la joven atleta remata: "En fin, a respetar las reglas de no tener contacto con la gente hasta que bajen los contagios, aprovechar a meditar en la soledad de la montaña y aprender de ésta inesperada y triste experiencia".