El cierre del Hotel San Miguel cayó como un balde de agua fría para la historia turística de la ciudad siendo que “bajaba sus persianas” un establecimiento histórico e icónico de la región.

Al pesimismo del primer momento se sumó una propuesta de reconversión que dotó de oxígeno el ambiente turbado por la pandemia.

Cristina Ferrero, una de las hijas de la familia propietaria emitió una breve carta en la que agradece el reconocimiento a su padre y comenta de qué se trata la transformación del lugar.

“Expresar por este medio, como prolongación familiar  y en representación de mis padres, que el rubro hotelero cierra sus puertas con orgullo ante vista  del testimonio de mi padre nombrado oportunamente decano de la hotelería, por ser el hotelero más antiguo y experimentado de la ciudad”, sostiene el texto.

Acto seguido, relata la iniciativa: “Digo con orgullo, porque se cierra un rubro: Hotel San Miguel, patrimonio de la zona, para dar lugar a otro. El inmueble es inmediatamente ocupado por los dueños de la Residencia Raíces de nuestra ciudad, aprovechando el potencial que el hotel tiene, la ubicación estratégica y los espacios comunes, para elevarlo en concepto de  beneficio comunitario , donde habrá además de habitaciones de distintas categorías, servicios de sanidad, servicios de estética, servicios de spa, gastronomía personalizada, consultorios internos y otros. Un cambio radical en sus instalaciones, categorizando en estrellas”.

Durante el escrito agradece a la presidenta de la Asociación de Hoteles los conceptos vertidos “hacia mi padre y nuestra familia”.

“Invitamos a la comunidad a ser testigos de un concepto de alto nivel en Residencia para adultos mayores. Será un homenaje a nuestros padres”, concluye la carta.