jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº2734

Política | 14 sep 2020

Opinión

"Complejo Casino: Espacios públicos vs negocio inmobiliario"

Nota de opinión de Maximiliano Cantoni. Licenciado en Economía y Magister en Desarrollo Territorial y Urbano


Se saben las intenciones del gobierno local de vender las tierras donde se encuentra el Complejo Casino, siendo aproximadamente una hectárea en un lugar estratégico y codiciado por el mercado, se intenta ponerlas a disposición de los intereses inmobiliarios para que construyan torres de viviendas y quizás un paseo de compras. El Estado se quedaría solo con el Auditorium tirado en desgracia (como todo el complejo), una parte ínfima del terreno.

No se sabe mucho más ¿Es necesario vender casi todo el predio? ¿Para qué? ¿cuál sería el destino de los recursos obtenidos para la venta?

Sostengo que hay que buscarle una nueva función al complejo, alternativas hay varias. Desde una Universidad Pública hasta la privatización. El espectro es amplo como las posiciones ideológicas que sustentan cada una.

Es indiscutible que con la política que se piensa implementar, que fue desarrollada con una velocidad poco habitual, se avanza en perder espacios públicos, lugares que hacen a la ciudad, que son áreas centrales para su existencia, lugares de uso común, compartidos, de encuentro, donde se habilita la vida social, la relación, la convivencia. El interés del mercado inmobiliario sobre tierras públicas no es nuevo ni un fenómeno local. A nivel mundial existen corporaciones, políticos, promotores inmobiliarios, arquitectos y planificadores profesionales que se están apoderando de espacios públicos como plazas, parques, paseos, recintos deportivos e incluso la propia imagen e identidad de las urbes. «Desarrollo» y «progreso» son las consignas (o, para ser más precisos, los eslóganes) de la supremacía de las necesidades corporativas y de la expansión del mercado sobre todo lo demás.

La estrategia aplicada tampoco es novedosa, activos valiosos son apartados de la circulación y devaluados, permanecen inactivos y aletargados hasta que, cuando el valor de mercado se encuentra en su mínima expresión, el capital excedente se apodera de ellos para aportar nueva vida a la acumulación de capital. La acumulación por desposesión que desarrolla Harvey.

Nuevamente nos quieren vender el progreso de la ciudad, un despegue, un paso adelante, una oportunidad histórica ¿para quién? ¿para hacer qué? Disfrazar un interés particular como un interés general es básico para la construcción de sentido y tratar de llevar adelante sus objetivos. Atrasa varios años esto, pensemos en las privatizaciones de los ´90. El espacio que se pretende vender, mal que les pese, es usado por la comunidad, muchísimas personas disfrutan del espacio los días soleados ¿Desaprovechado? Seguramente, el potencial como espacio es mucho mayor al que se le da. Venderlo es ir en contra, es perderlo definitiva para que unos pocos (los que tengan los recursos para pagar una vivienda ahí) se apropien de lo que hoy es de todos.

Hay más dudas que certezas y permítanme se un poco desconfiado ¿Qué se piensa hacer con los recursos si se llega a vender? Para prueba sobra un botón dicen… Este año el Casino generó recursos para el municipio por $6,4 millones y el año pasado por $10,7 millones. Son recursos coparticipados por la Provincia por lo producido por la sala de juego, la mitad se podría haber destinado a inversiones en el complejo ¿Cuántos se destinaron al predio? ¿Qué se podía hacer con ellos para recuperarlo o refuncionalizarlo? ¿Quién garantiza que los recursos obtenidos por la venta no terminen siendo mal utilizados, profundizando una ciudad más desigual, y en unos años estemos en la misma situación de crisis, pero sin un espacio público? ¿La solución innovadora será vender el Jardín de Rocas?

Sin control social hay tierra disponible para muchos negocios y sus objetivos no siempre están en el beneficio general.

 

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