viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº2763

Política | 16 mar 2021

Genocidio

Genocidas en Necochea, red de lealtades y pacto de silencio: Nota 04

El capítulo de hoy se denomina: "La Comunidad Informativa en Necochea". ¿Cómo fue el trabajo de inteligencia en la ciudad? ¿Quiénes lo apoyaban? Después de Malvinas y la democracia, ¿Cómo siguieron actuando? Otra nota de María Guezuraga para H.I.J.O.S. Necochea en NdeN.


El 24 de marzo en Necochea se repitió lo que en todo el país, el Ejercito tomó el control operacional del espacio. Las patotas formadas por policías locales y personal civil de inteligencia (buchones, informantes y ex comandos civiles) al mando de oficiales del ejército, salieron a detener a toda la militancia política, sindical, territorial de superficie. Esa misma noche comenzaron los operativos liderados por el Jefe del GADA 601 de Mar del Plata, Teniente Coronel Carlos Jesús Cornejo y el Mayor Jorge Tocallino.

Posteriormente las patotas no solo de Mar del Plata, sino también de Bahía Blanca fueron bienvenidas a la ciudad para varios operativos, siempre en base al esquema establecido en La Peugeot y el Plan del Ejército.

Fue conocida como La Peugeot la directiva 404/75 por la numeración homónima de un famoso auto de la época. Estos documentos conformaron un cuerpo doctrinario y operativo con el que los militares moldearon el plan sistemático de persecución y exterminio llamado “lucha contra la subversión”. Trazaron los ejes centrales del terrorismo de estado, dividieron el territorio en zonas y otorgaron a la “comunidad de información” –eufemismo de los servicios de inteligencia– el rol de auténtico nervio motor del terror de la dictadura. En ello, el Batallón de Inteligencia 601 tuvo un protagonismo central. Y no olvidemos que es ahí donde se encontraran, Conde y  Villanova, imputados por estos delitos de lesa humanidad en la Causa de Campo de Mayo, ambos vinculados a los carapintadas, Seineldin, Rico y el Modin. 

Apoyo local

Desde el ámbito civil se hizo público el apoyo en nuestra ciudad de diversas formas, pero una de las más visibles y nefastas quizás haya sido el “Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas”, el cual tenía como objetivo estrechar vínculos cívicos-militares y apoyar las acciones militares en sus áreas de influencia.

¿No es acaso este un claro manifiesto de compromiso con la dictadura y complicidad explícita? 

¿Han ido estas personas a declarar alguna vez? Sus familiares, ¿no sabían nada? ¿No se acuerdan? ¿Es casual el enriquecimiento de muchas de estas familias en esos años?

¿Le hacían las patotas la tareas de limpieza étnica devenida en disciplinamiento a las familias dueñas de facto de la tierra? 

¿Es casual que se repitan en el plano político de la ciudad estos apellidos? 

¿Tendrá algo que ver esta lista con quienes votaron en contra del proyecto para declarar persona no grata a Bicarelli luego de que quedara en libertad?

Los crímenes cometidos en ese entonces son juzgados e investigados en los tribunales de Mar del Plata. Lamentablemente más allá de las pruebas y testimonios de sobrevivientes, familiares y otrxs testigos de los operativos de secuestro, violación, tortura y muerte que dejaron constancia de la responsabilidad logística y directa de los hechos de Héctor Bicarelli, este sujeto goza hoy de libertad después de una modesta condena de 8 años que se computó a su favor con la preventiva.

¿Es aceptable una condena de 8 años de prisión para alguien que cometió delitos de lesa humanidad?

Esta impunidad no solo se la concede la (in)justicia  sino la sociedad que aún lo trata con respeto y deferencia. Si Bicarelli aún está en su casa, ¿donde están los policías que lo acompañaban? ¿Quiénes conformaban las patotas en Necochea? ¿En qué rincón del confortable anonimato descansan los perros de esas patotas?

¿Están siendo realmente juzgado todos los hechos del terrorismo de estado de esta región en los tribunales de Mar del Plata? ¿No hubo personal de Necochea que haya  participado en operativos de las FFAA en otras ciudades? ¿Prefectos? ¿Pilotos? ¿Comisarios? ¿Policías? ¿Qué pasó con los colimbas? 

¿Puede haber personal de cualquiera de las fuerzas que se haya mantenido al margen de las tareas represivas cuando el plan desplegado abarca todo el territorio nacional y determina roles específicos para absolutamente toda la estructura? 

¿No es acaso esa misma trama la que sostiene el pacto de silencio?

¿Dieron testimonio todas la personas que fueron testigos de hechos siniestros de ese tiempo o el miedo se instaló en sus cuerpos y en sus mentes para no abandonarlxs nunca?

Llegaron los 80 con el golpe de Estado instalado y en nuestra ciudad fueron años marcados por un fuerte crecimiento respaldado en el beneplácito de las autoridades Nacionales y Provinciales con Necochea y sus autoridades. La sociedad político-económico-familiar en la dictadura no fue patrimonio de unos pocos. Percario-SainJean-Russak fue mucho más que eso.

Mientras avanzaban con su tarea “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos” (Saint Jean dixit), no solo le robaron el puerto a Lobería sino que intervinieron todos los espacios estratégicos, de comunicación, de energías e, inclusive claro, la intervención y el control de los ámbitos educativos. Con el entusiasmo del comandante en Jefe de la armada, almirante A. Lambruschini y en respuesta a las demandas de otro grupo de civiles también cercanos a los represores autodenominados Misión Necochea ( F.A. García, P. Cuarterolo, I. Galilea, V. Mola, O. Ghersi y L.M. Núñez ) lograron concretar las obras sobre terrenos de vialidad, otorgados por la provincia al municipio gratuitamente para este fin, e inaugurar el Liceo Naval que funcionó a orillas del Quequen unos 14 años y que afortunadamente hoy conocemos cómo estructura de la Escuela Provincial De Artes.

Del mismo modo que eran saqueados y robados los objetos de los secuestradxs y asesinadxs, de sus viviendas, e inclusive sus viviendas en todo el territorio nacional, lo eran los pueblos, los recursos, los caudales municipales, provinciales y nacionales. 

Cada zona tenía su pañol.

Viola, Galtieri, Saínt Jean, Percario, Russak.  

La guerra de las Malvinas fue fundamental para terminar de forjar el perfil que Necochea tendría para el comienzo de los 90.

¿Qué había pasado con esos amigos de las fuerzas armadas que habían acompañado el esfuerzo de la lucha contra la subversión? ¿Qué había pasado con esa red de la lucha y analistas que no solos habían acompañado el esfuerzo, sino que habían recibido en sus casas a los guerreros de la burguesía? ¿Cómo pesó eso en la construcción de una identidad política siempre proclive al pensamiento de la derecha argentina?

La justicia encontró a Conde en la costa de nuestra ciudad no sólo administrando un edificio, jugando al tenis y disfrutando de las bondades del mar. Conde había aprovechado esos años y esa estructura familiar construida para utilizarla como medio de acercamiento a una familia a la que ya había tenido en la mira como agente de inteligencia. Se mantuvo cerca, observando cada movimiento como un pobre anciano. Sigiloso se vinculaba con toda una descendencia que intentó destruir con tenacidad, con una familia que hoy es querellante en Megacausa Campo de Mayo donde él está imputado por delitos de Lesa humanidad. 

¿Entonces volvemos a preguntarnos, estaba retirado Miguel Conde?

¿Se retiran los genocidas?

Sin dudas queremos que esto termine más que nadie, porque la herida abierta le duele a quien la tiene, no a quien la hace. Por esto es que seguimos buscando la verdad, seguimos escribiendo sobre nuestra historia reciente porque aún falta mucho, nos faltan muchxs. 

La memoria colectiva se encuentra en esos hilos invisibles que nos vinculan unxs a otrxs . Todas nuestras acciones individuales que se tejen cotidianamente con las de los demás, son la red que tensa la trama de la sociedad, la que naturaliza lo fantástico de la metamorfosis y la violencia más espantosa y nos deja con esa quietud sumisa que forja nuestra costumbre, pero en la memoria está todo, lo que nos pasó, lo que vimos, nuestras acciones, nuestros acuerdos y desacuerdos con nosotrxs mismxs y con ese mundo del que somos protagonistas y espectadores en esta obra sin fin. También ahí están nuestras revoluciones.

Dicen que se termino, pero no dicen dónde están las personas secuestradas, donde están los cuerpos de los asesinadxs, los bebés robados, las identidades robadas a  personas que hoy tienen más de 40 años y viven en una mentira.

Dicen que terminó pero nadie se hace cargo de los daños permanentes, físicos, emocionales y  mentales producidos por este plan macabro en las vidas de los sobrevivientes y de los familiares. 

Nadie habla de cómo abusaron de todas las mujeres, del despliegue patriarcal de dominación sobre sus cuerpos a través de los delitos sexuales, de los abortos precarios a los que fueron sometidas y en los que se les fue la vida, de los hijos que parieron con su último aliento en un campo de concentración y  que al instante les fue robado para luego asesinarlas o dejarlas a  merced de las perversiones de estos siniestros, intentando borrarlas de sus familias, escondiendo sus cuerpos, tirándolos desde un avión, abriendo fosas comunes en los campos, o enterrándolas como NN. 

Todo esto articulado fina y permanentemente con las tareas de  inteligencia, falsa información y divulgación  a través de los medios y de las mentiras comunicadas a los familiares que buscaban respuestas desesperadamente, trabajando así sobre el conjunto de la sociedad para que todavía hoy se responsabilice a las victimas e inclusive ellas se culpen entre sí.

Dicen que terminó pero Jorge Julio López desapareció en plena democracia después de declarar en un juicio, lo desaparecieron.

Dicen que terminó pero hace unos meses le pusieron una bomba en el auto a una Hija de desaparecidxs querellante en la Causa Vesubio.

Dicen que terminó pero escribimos una nota y los cómplices del horror y el silencio no deciden terminar con esto e ir a declarar, deciden perpetuar sus métodos y amenazarnos públicamente. Deciden utilizar imágenes confiando en que TODXS sabemos a qué se refieren, la imagen de un Falcon con algún eufemismo de muerte o un avión para un “traslado”, término utilizado en los campos de exterminio también para designar la muerte.

Dicen que terminó pero siguen ejerciendo su violencia desaparecedora.

Dicen que terminó pero siguen devolviéndose favores.

Dicen que terminó pero siguen teniendo el poder que la sociedad les concede.

¿Terminó?

La muerte, la ausencia, la herida en el cuerpo no tiene fin, no tiene vuelta atrás. 

Pero terminar en términos sociales, ¿no sería de alguna forma llegar a la verdad? 

¿Dejar de reproducir y justificar las violencias cometidas durante el terrorismo de estado? 

¿Dejar de ser cómplices? ¿De obstaculizar la justicia?

Dejar, en definitiva, de otorgarles el poder a los genocidas y a todos sus cómplices civiles, eclesiásticos y económicos, del silencio, el prestigio y todos los beneficios que obtuvieron a través de la implementación del plan sistemático de disciplinamiento, saqueo y exterminio que llevaron adelante conjuntamente y del que hoy, aun se beneficias ellos y toda su descendencia.

No seas complice!
Memoria
Verdad
Justicia


Para H.I.J.O.S. Necochea
María Guezuraga
Nota 4/4, 15-03-21

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