lunes 17 de marzo de 2025 - Edición Nº3088

Sociedad | 26 feb 2025

ENTRETENIMIENTO

La influencia española en el desarrollo de los casinos en América Latina

Aunque hoy en día los casinos se asocian a lo moderno, su historia tiene raíces profundas que se remontan a la época romana y árabe. En España, los juegos de azar se consolidaron en el siglo XIX, y con la llegada de los conquistadores españoles, esta tradición llegó a América Latina, marcando el inicio del desarrollo de los casinos en la región.


Pese a que los juegos de azar están concebidos como algo moderno, nada más lejos de la realidad. Su origen se remonta a época pretéritas, donde cada cultura fue aportando su granito de arena para que la mayor parte de la sociedad se familiarizase con ellos. Con el paso de los siglos, y un gran conocimiento por parte de la población, fue cuando surgieron los locales que los acogieron: los casinos.

Este proceso fue prácticamente igual en todas partes, por lo que, si hablamos del origen de la figura del casino español, encontraremos un contexto muy similar. Y es que el país ibérico se vio muy influenciado, por ejemplo, por el Imperio Romano o el dominio árabe, en los inicios de esta actividad lúdica en su territorio. Todo jugó un papel determinante para el posterior nacimiento de los locales de juego.

Pero, al igual que a España le influyeron otras culturas, lo cierto es que España influyó en el aspecto de los juegos de azar en otros territorios. Así se explica la proliferación inicial de estas actividades en América Latina, que acabaron desembocando en los casinos que tenemos ahora en el territorio sudamericano.

A continuación, te explicaremos el proceso histórico que hizo nacer el juego de azar en España, y que lo llevó, posteriormente, a extenderse por América Latina.

El inicio de los juegos de azar en España

El país ibérico conoce los juegos de azar desde la época romana. Los historiadores aseguran que ya en aquella época se realizaban apuestas con dados. Estas actividades se mantuvieron con el paso del tiempo, aunque es cierto que con la invasión musulmana se vieron muy limitadas, ya que la religión islámica las prohibía de forma taxativa. Pese a ello, se sospecha que los naipes pertenecen, precisamente, a esa cultura.

Años más tarde, ya en la Edad Media, los juegos de azar se popularizaron en tabernas y plazas. Fue ahí cuando, más allá de los dados, aparecieron las cartas, que acabaron por convertirse en uno de los pasatiempos más populares. Posteriormente, también los puertos y los mercados se convertirían en lugares de concentración de jugadores.

La aparición de los casinos en el país

En esas épocas comentadas anteriormente existían lugares donde la gente se concentraba para jugar, pero no eran locales que específicamente fuesen para eso. El concepto de los casinos en España nació en el siglo XIX, paralelamente a otras ciudades europeas. Fue en el reinado de Isabel II, alrededor de 1830, cuando aparecieron estos lugares. Eso sí, es necesario aclarar que, si bien estaban orientados al juego, también servían como una especie de lugares sociales donde las élites se concentraban.

Con el paso del tiempo, el Gran Casino de Madrid o el Gran Casino de San Sebastián se fueron consolidando como referencias en la materia.

La influencia en los Casinos de América Latina

La llegada de los juegos de azar a Sudamérica puede datarse en el mismo momento en el que los conquistadores españoles aparecieron en este territorio. Pese a que existían algunas actividades en la época prehispánica, como el patoli o el tlachtli, juegos de las culturas que se habían desarrollado en estos lugares, rápidamente fueron sustituidos por los dados y los naipes.

La población local comenzó a familiarizarse con estos juegos a raíz de ver a los soldados y exploradores españoles practicándolos. A eso se sumó el hecho de que, tiempo después, comenzaron a aparecer los primeros locales lúdicos, frecuentados por las élites coloniales. Estos se instalaron en ciudades como Lima, México o Buenos Aires, y en ellos se apostaban importantes cantidades de dinero.

Ya en el siglo XVIII, las autoridades españoles presentes en la zona comenzaron a regularizar este tipo de actividades, a través de impuestos y licencias, y limitando mucho los locales donde se podía gozar de este pasatiempo. La medida era con una intención doble, ya que se trataba de recaudar más dinero para la corona y, a la vez, controlar de forma férrea lo que hacía la población.

Sin embargo, a partir de ese momento, se puede decir que la influencia española en el desarrollo de los juegos de azar en el territorio americano entró en una especie de hibernación. Las numerosas regulaciones, muchas veces confusas, y los intentos de control por parte de instituciones como la iglesia, dejaron esta actividad en un segundo plano. Tanto es así que, mientras en Europa la afición por estas actividades no paraba de crecer, en Sudamérica se convirtió en algo casi clandestino.

Una vez llegó la independencia, la situación cambió. Con el paso del tiempo, ya en el siglo XX, países como Argentina o México empezaron a tener una clara proliferación de casinos, todo ello motivado también por el turismo. Curiosamente, en ese momento, esos locales de juego tomaron como referencia los modelos franceses e italianos, prestando mucha menos atención al español, que fue relegado a un segundo plano.

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